
Cómo los aluviones de Atacama cambiaron la GRD en Salud
Entre el 24 y 25 de marzo de 2015 un núcleo frío en altura afectó a las regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo provocando intensas precipitaciones en los sectores cordilleranos y precordilleranos. La extensión de las precipitaciones hizo crecer los caudales de los ríos y activó quebradas secas, provocando grandes movimientos de masa en zonas urbanas y rurales que causaron la destrucción de viviendas, sistemas de suministro de agua y alcantarillado, infraestructura de servicios (vías, hospitales, centros educativos, entre otros), principalmente en gran parte de la Región de Atacama. Al menos 24 personas fallecieron, 80 se reportaron desaparecidas y otras 28 mil personas resultaron damnificadas.
Los aluviones afectaron fuertemente los hospitales “San José del Carmen” de Copiapó y “Dr. Florencio Vargas” de Diego de Almagro, mientras que de los 36 establecimientos de APS de la región de Atacama, nueve registraron daños de diversa consideración, siendo el CESFAM de Chañaral el más afectado con la pérdida total de sus instalaciones. Adicionalmente gran cantidad de equipamiento, insumos y fármacos resultaron dañados, se interrumpieron los servicios básicos y se inhabilitaron áreas importantes en varios recintos.
El Gobierno declaró Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe por calamidad pública para toda la región de Atacama y para la comuna de Taltal (Región de Antofagasta), mientras que MINSAL decretó Alerta Sanitaria para las comunas de Copiapó, Chañaral, Caldera, Tierra Amarilla, Diego de Almagro, Alto del Carmen, Freirina, Huasco y Vallenar (Región de Atacama); Antofagasta, Mejillones, Sierra Gorda, Tal-Tal, Calama, Ollagüe, San Pedro de Atacama, María Elena y Tocopilla (Región de Antofagasta).
El sector Salud se volcó en dar respuesta a la emergencia en la totalidad de las áreas de su competencia, lo que exigió a cientos de sus profesionales a dedicar sus mejores esfuerzos y energía en restablecer la normalidad.
Sin embargo, las consecuencias para la GRD en Salud fue de mayor amplitud y a largo plazo, ya que la ocurrencia y magnitud de este evento abrió la oportunidad de fortalecer las tareas de coordinación de la respuesta del sector Salud mediante la modificación de la organización y funcionamiento del COGRID MINSAL (en ese año denominado COE), la promoción de la articulación entre las dependencias de redes asistenciales y salud pública bajo una mirada de conjunto; y la definición de procesos para la gestión integral de la información y la coordinación sectorial e intersectorial de las acciones de respuesta.
Por ello es que a partir de 2015 los profesionales que integran el COGRID a nivel técnico dedican parte de su tiempo a desarrollar acciones de preparación de igual modo que los directivos, reduciendo al mínimo la incertidumbre, ensayando formas de actuar y corrigiendo constantemente las disposiciones e instrumentos adoptados. Asimismo, lo más importante fue que el Departamento de Gestión de Riesgos de Emergencias y Desastres volvió a depender directamente del gabinete de Ministro, destacando así el carácter transversal y normativo que lo define hasta hoy.
Por otra parte, el COGRID comenzó a tener reuniones frecuentes a nivel de los equipos técnicos y directivos en fase preventiva y no solamente ante respuesta. Asimismo, desde ese año DEGREYD es el responsable de convocar equipos multidisciplinarios de salud que prestan apoyo en la respuesta clínico-asistencial, con el fin de capacitarlos y certificarlos, para dar respuesta en casos de desastres y catástrofes. Para ello se cuenta hoy con planes de trabajo que incluyen reclutamiento, capacitación y certificación de los equipos, lo que permite tenerlos identificados para que puedan desplegarse rápidamente con los recursos necesarios ante la ocurrencia de una emergencia.
De esta manera, posteriores emergencias y desastres como fueron los incendios forestales en Maule-Biobío (2017), la Pandemia por Covid19 (2020-2022), Viña del Mar-Quilpué-Villa Alemana (2024), las inundaciones de Coltauco y Licantén (2024), por nombrar algunas se han podido enfrentar de una manera más coordinada, integral y transversal, mitigando los efectos que, de otra manera, hubieran sido mayores.