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29 de agosto de 2017

Con apoyo de Japón, Chile construye un modelo de protección y cuidado de salud mental en situaciones de emergencias

Santiago.- La Ministra de Salud, Carmen Castillo, encabezó la jornada con la concluyó un proyecto de cooperación con Japón tendiente a que el país contara con un modelo de protección y cuidado de la salud mental en situaciones de emergencias y desastres.

El primer Modelo Chileno de Salud Mental en la Gestión del Riesgo de Emergencias y Desastres busca que tras cada terremoto, tsunami, sequía, inundación, u otras situaciones de emergencia sanitaria o desastre que lo afecten, logre salir fortalecido de estas experiencias, con mínimos costos humanos y físicos. Asimismo, es una oportunidad para mejorar y potenciar las capacidades institucionales y la respuesta comunitaria frente a este tipo de desastres.

Con la presencia del Embajador de Japón, Yoshinobu Hiraishi; el Director del “Hyogo Institute for Traumatic Stress” de Japón, Hiroshi Kato y la investigadora Tomoko Osawa; además de representantes de la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional, la Ministra señaló que “contar con este tipo de modelos resulta fundamental para cualquier país. Hoy vemos las severas inundaciones que afectan a millones de residentes en varias ciudades de Texas, en Estados Unidos. Y en el sur de nuestro país, hace pocas semanas, los efectos de nevazones y fuertes lluvias”.

La Secretaria de Estado recordó que “desde el inicio de nuestro gobierno se han registrado 14 emergencias sanitarias, incluyendo episodios de marea roja, situaciones que nos han obligado a fortalecer la vigilancia del mosquito Aedes aegypti, incendios, respuestas a episodios de dengue, erupciones volcánicas, aluviones y terremotos. De tal manera que se hacen indispensables lineamientos intersectoriales que faciliten la transición desde actuaciones eminentemente reactivas, hacia la gestión integral del riesgo”.

Esto implica, señaló, “disponer de una lógica de coordinación de los diversos esfuerzos que se despliegan, con miras a disminuir el impacto en la salud mental de toda la población afectada, incluidos los equipos intervinientes”.

Como lo ha descrito la Organización Mundial de la Salud, la respuesta en el campo de la Salud Mental no sólo implica atender las consecuencias emocionales directas de un evento, sino también, otros efectos indirectos en la dinámica interpersonal y social, así como en el entorno de las personas afectadas, en la medida en que se produce un deterioro del tejido social y una desestructuración de la vida familiar.

Todo este conjunto de efectos repercute extensamente en las condiciones y los proyectos de vida individuales y colectivos, alimenta el sufrimiento emocional de los sobrevivientes y, frecuentemente, establece círculos viciosos de violencia.

“Nuestro objetivo es ampliar nuestra mirada y a generar nuevos aprendizajes con el fin de resolver las necesidades de Salud Mental de nuestras respectivas comunidades, de una forma participativa, territorial y avanzando hacia la transformación de una cultura preventiva”, destacó la Ministra Castillo.

“Por eso valoramos sobremanera la vasta experiencia que generosamente nos entrega Japón, pues nos permite mirar nuestras respuestas frente a episodios de emergencias y desastres desde una cultura distinta, pero que en esta materia posee una historia de similitudes con Chile”, concluyó.