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28 de octubre de 2021

Lancet Countdown presentó el reporte para Chile de los efectos del cambio climático en la Salud

De acuerdo al último reporte del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC en inglés), el cambio climático es real y está principalmente provocado por por la actividad humana; generando que olas de calor, sequías e inundaciones afecten a diversas comunidades alrededor del mundo. En ese contexto, Lancet Countdown presentó el reporte para Chile de los efectos del cambio climático en la salud, actividad en la que estuvo presente el coordinador ejecutivo del Plan de Adaptación al Cambio Climático del Sector Salud y profesional de DEGREYD, Julio Monreal, quien participó en el panel de discusión.

En el documento se plantea que los habitantes de Chile han sentido los efectos de un clima cambiante, a través de un aumento de la vulnerabilidad a olas de calor, mayor exposición a incendios forestales y gran proporción de personas viviendo en ciudades con altos niveles de contaminación del aire. Adicionalmente, la pandemia por COVID-19 ha sumado desafíos sociales y económicos que exacerban las inequidades ya existentes y a su vez pone en riesgo las medidas de adaptación y mitigación al cambio climático. Esto remarca la necesidad de políticas públicas de salud y clima que se centren en acciones intersectoriales.

En general, la evidencia demuestra que existe un empeoramiento de los indicadores y que la salud de las poblaciones esta siendo cada día más afectada por los cambios en el clima. Según el reporte, los principales riesgos son:
→ Existe una mayor exposición a olas de calor de las personas de 65 años y más.
→ Existe una mayor vulnerabilidad al calor, con menor capacidad de mecanismos de enfriamiento y baja disponibilidad de áreas verdes en espacios urbanos.
→ Importante perdida de horas de trabajo, en especial entre trabajadores de agricultura, debido a la exposición a temperaturas extremas.
→ Aumentó la superficie que ha estado sometida a sequías, lo que a su vez ha llevado a una reducción en la capacidad de cultivo.
→ Las condiciones medioambientales están siendo cada vez más apropiadas para la transmisión de patógenos transmitidos por el agua, aire y vectores que causan enfermedades como Dengue, Zika, Chikungunya, Malaria.

El documento concluye proponiendo cuatro grandes líneas de acción que debieran ponerse en marcha para mitigar el impacto del cambio climático:
→ Promover una vida saludable a través de espacios verdes urbanos sostenibles y accesibles para todos que permitan mejorar el bienestar y la salud de la población, así como también ser una fuente de adaptación y mitigación al cambio climático. Estos deben priorizar especies nativas de baja capacidad alergénica y bajo consumo de agua, protegiendo la biodiversidad local.
→ Fortalecer la descarbonización y la transición a un sistema energético de cero emisiones de carbono, considerando la eficiencia energética como una acción clave. En esta transición, el sistema energético y las políticas públicas deben abordar los niveles existentes de pobreza energética en el país y garantizar una transición justa.
→ Construir sistemas alimentarios justos y sostenibles para dietas y entornos saludables, donde se introduzcan tecnologías para optimizar la producción de alimentos nutritivos en un clima cambiante, así como también reducir las pérdidas de alimentos. Además, las políticas públicas deben apoyar el acceso equitativo a la producción local de alimentos y fomentar dietas basadas en plantas.
→ Una estrategia de recuperación y desarrollo sostenible, saludable y justa debe integrarse en todas las políticas. Este enfoque permite optimizar las políticas públicas para el logro de efectos positivos múltiples.